sábado, 15 de junio de 2013

A las 3 de la mañana

Me dejaste inundada de sentimiento y sin palabras,
me dejaste anonadada de ilusiones ya quebradas
me dejaste en un estado desastroso del ser, 
me dejaste y al irte quedo mi alma desarmada.

Me dejaste!, ni un poema mas ni una palabra
ni una letra, ni una llamada
ni un mensaje de amor, ni nada
me dejaste al olvido destinada.

Y para mi ya no existes
para mi nunca lo hiciste
para mi ya te fuiste, y es prohibido
pensarte, amarte o sentirte!

Pero ayer por una u otra cosa
seguía yo despierta 
cuando llego la hora, esa hora de las tristezas
la hora de los fantasmas, de la falta de certeza
esa hora, cuando es mejor estar dormida que estar despierta

Llego la hora del recuerdo, 
la hora de la melancolía
la hora en que sentía tus labios en los mios 
soñaba despierta por mas que insistía en estar ya dormida. 

Pero seguia despierta y te veía, 
veía tu rostro, veía tu mirada, veía tu sonrisa, 
y justo cuando más feliz en el recuerdo navegaba
veia tu espalda,  y esa no mentía: la unica cara que te conocía.

Llegó la hora de los fantasmas,
cuando te acosa el vacío y pierdes las fuerzas, la voluntad
y te sometes al sufrir y al recordar
sientes que en un respiro la vida entera se te va.

Y solo a esa hora, y solo a tu fantasma
me permití escribirle estas líneas,
esas que ya no matan, 
prometiéndome a mi misma que te irías, 
tu y tu fantasma, y que en esta vida jamás despierta estaría
a las 3 de la mañana.


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